- Características de calidad no especificadas o no cuantificadas con metas claras.
- Dificultades para lograr que el cliente o su representante definan cuáles son los requerimientos, casos de uso o escenarios funcionales prioritarios para su aplicación, según la especificación de la que se parta.
- Dificultades para lograr que el cliente o su representante entiendan la necesidad y conveniencia de priorizar los defectos para su corrección, y la lleven a cabo oportunamente.
- Escasa o total ausencia del cliente o su representante hasta que el producto es finalmente entregado para aceptación.
- Poder pensar, planificar y luego controlar, qué conviene probar del producto de software dado, para mitigar adecuadamente los riesgos identificados en relación al producto, a su contexto y a su devenir.
- Ajustar los planes a lo importante y a las restricciones existentes.
- Poder negociar alcance (y no tener que hacer recortes / "negociación" de la calidad).
Inclusive, dado que "riesgo" no es una palabra bien recibida en muchos casos, ... "de eso mejor no hablar en este proyecto o con este cliente".
Muchos de estos aspectos afectan también a quienes lideran proyectos, diseñan, analizan y desarrollan específicamente, ya que se encuentran con muchas indefiniciones, y pueden tomar decisiones incorrectas o inconvenientes que afectarán a lo esperado por el cliente y a los resultados del proyecto.
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